domingo, 7 de marzo de 2010

Silencio

El ruido persiste, no cesa y no se quiere ir; no se va hasta que lo entienda.
El escritorio tiembla, se desintegra, y yo, me paralizo. Esperando recibir la respuesta. Todo desaparece, la nada surge. Y el ruido permanece en la nada. (entonces, no hay “nada” pero no hay “todo”. ¿Qué queda? No es el silencio. Es el ruido.
El ruido de mi pasado que intenta poseerme. El ruido de mi futuro que me jala como si estuviera en el vórtice de un agujero negro. Y el ruido en pasado y el ruido en futuro. Pero en este instante, en mi presente: silencio.
¿Qué me quiere decir el ruido?, entre tanto alboroto, entre tantos murmullos que no se distingue ninguno, entre tanta gente que viene y vino.
Creo que lo sé.
Y si lo creo, es.
Quiere llenar el silencio. Pero no porque está vacio, si no porque desea destruirlo. Terminar con él.
La respiración se agita y se desconcierta.
El agua se evapora y el aire se inunda. Y el ruido me persigue. Hasta que me quedo y permanezco en el presente, ahora. Nada. Todo. Amor. Yo. Ella. Él. Tú. Todos. Nadie.
Silencio.

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